El color que cayó del cielo; H. P. Lovecraft
Este relato es el que le sigue a «La llamada de Cthulhu». Fue publicado en 1927 y su título original es «The colour out of space». Aunque en la historia no se hace alusión a Cthulhu, se conecta con la historia anterior por una mención que hacen de la ciudad y la universidad tan mencionada previamente.
La historia en esta oportunidad es
contada por un ingeniero que asiste a un pueblo donde «ocurrieron cosas
terribles de las que ya nadie habla». Y por él y el testimonio que le da
directamente Ammi Pierce, un anciano que ha sobrevivido a todos esos sucesos,
nos enteramos de qué va este cuento.
En una granja en las afueras de
Arkham (ciudad ficticia creada por Lovecraft) cae un meteorito de extraña
apariencia. Científicos de la Universidad de Miskatonic (también ficticia)
acuden al lugar para tomar muestras. Y empiezan a ocurrir las extrañezas que le
dan un tono rotundamente sombrío y terrorífico a esta historia. La extraña «masa»
de la que está compuesta el meteorito cambia de tamaño, se va empequeñeciendo
hasta desaparecer, y cualquiera sea el material, los científicos determinan que
no es nada conocido por el hombre.
Pero lo peor estaría por venir.
El granjero y su familia empiezan a experimentar las cosas más extrañas. Al
principio todo tiene colores brillantes y desconocidos que dan una aparente
sensación de abundancia, pero poco tiempo después todo se empieza a tornar
grisáceo y a morir. Las cosechas se pierden, los animales que no huyen, mueren,
los árboles se mueven solos, sus ramas parecen cobrar vida aún cuando no hay
viento. Los vecinos no se atreven a acercarse a la granja porque sienten en el
aire algo pesado y tenebroso.
Por ese camino continúa el relato
de Lovecraft que en las últimas páginas consiguió asustarme lo suficiente como
para irme a la sala con gente, después de que el viento empezara a sonar fuerte
en la ventana. El autor nos habla de un «color» que no corresponde a ninguno
conocido por el ojo humano, sin forma, pero con presencia, oscura, brillante,
seductora y aniquiladora.
No soy fan del cine de terror,
pero sí de la literatura de terror, porque despierta sensaciones que solo
leyendo se pueden entender. Siento que visualmente es fácil generar miedo, pero
es admirable ver cómo se puede sentir miedo leyendo un relato, tener que parar
porque sientes el corazón agitado aún cuando lo que estás leyendo no puedes verlo,
solo imaginarlo.
Terminado de leer el 12/10/2020
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