Promising Young Woman: una brutal realidad femenina contada desde el humor negro
Emerald Fenell es actriz, guionista y directora. La conocí hace muy poco, por su papel en The Crown. También actuó en «La chica danesa» pero al final nunca la vi, entonces no la tengo de ahí.
El asunto es que Fenell dirigió en 2020 su ópera prima: Promising Young Woman, una tragicomedia protagonizada por la inigualable Carey Mulligan. Y lo único que deseo es que la inglesa se dé cuenta de lo bien que le sale ser directora y siga haciendo películas.
A mí Carey Mulligan me parece de las mejores actrices de esta época. La veo como la Meryl Streep actual. No la he visto en un solo papel en el que no me convenza, y creo que nadie podría haber hecho este trabajo mejor que ella. Les cuento por qué.
Cassandra (Mulligan) visita bares y finge estar tan borracha que no puede sostenerse en pie. Su meta es que algún tipo se comprometa a acompañarla y termine llevándola a su casa e intentando propasarse con ella. Entonces la mujer deja de actuar y les hace frente. «Te dije que te detuvieras», les dice, con una voz totalmente sobria que hace que su acompañante reaccione y se dé cuenta inmediatamente que ha sido «engañado».
La joven, que está a punto de cumplir 30 y todavía vive con sus preocupados padres, deja ir a sus «víctimas» con un mensaje: la próxima vez que quieras hacerte el vivo con una mujer borracha y vulnerable en un bar, piénsalo dos veces y elige hacer lo correcto. Así, Cassandra nos muestra, desde el minuto 1, el instinto animal que domina a los hombres en su mayoría y lo fácil que termina siendo abusar de una mujer.
En su vida cotidiana, nuestra protagonista trabaja en una pequeña cafetería, con un sueldo balurdo, ignorando, incluso, las recomendaciones de su jefa, que le pide que busque algo mejor para sí misma. Lo que el espectador no conoce son las razones que llevaron a Cassandra a abandonar su prometedora carrera como doctora.
Este film gira en torno al mito del «buen chico», hombres que son «agradables», pediatras dedicados a salvar la vida de los niños, que se preocupan por el bienestar de las mujeres, que desean protegerlas de todo mal, preocupados por la igualdad, amables con todos. Esos mismos hombres son también aquellos capaces de subir la falda de una mujer casi inconsciente, de tener sexo con ella, aunque, casi desmayada, le pide que se detenga, o que pueden ver una agresión sexual y reírse de ello —y hasta grabarlo—.
Es complicado explicar parte de esta historia sin caer en spoilers, por lo que prefiero no adentrarme en el argumento sino más bien en el mensaje, para que así, al ver la película, entiendan de qué estoy hablando. Lo que sí me gustaría es que si llegaron hasta esta instancia del artículo vean el film no importa qué.
En 2007, David Slade nos sorprendió a todos con Hard Candy, la historia de una adolescente que engaña a un depredador de menores y lo hace caer en su propia trampa. Promising Young Woman hace algo similar, pero con una protagonista más madura, con mucha más sed de venganza y con sus sentimientos plenamente involucrados, lo que la hace, indiscutiblemente, salir lastimada.
El consentimiento sexual en nuestra época es fundamental, pero sigue habiendo quien lo ignore y se busque sobreponer. El problema es que estas personas suelen «salirse con la suya», porque seguimos viviendo ante un sistema judicial que continúa encontrando la forma de culpar a la víctima, ya sea porque «estaba en un lugar en el que no debería haber estado», «se encontraba con personas con las que no debería haberse juntado nunca», «estaba usando ropa provocativa que ayudaron a agravar la situación» o simplemente «es responsable de su estado de ebriedad»; como si alguna de esas «razones» eximieran a una persona de ser un violador y tener toda la culpa de su crimen.
Mientras transcurre el film, el espectador va a poder entender la posición de la víctima, las agresiones sufridas, las razones de la venganza y la fatalidad del desenlace para todos los involucrados. En este punto es importante explicar que Cassie no es la víctima. Nina, su mejor amiga de la infancia, fue violada por compañeros de la universidad. Aunque se atrevió a denunciar, nadie le creyó; por el contrario, la comunidad estudiantil la ridiculizó. Se pueden imaginar el final de eso.
Cassandra no supera jamás el daño hecho a su mejor amiga. Por eso decide «hacer algo para cambiar las cosas». La cinta se puede enmarcar como humor negro, pero algo de drama y tragedia tiene. Al principio todos se encontrarán riéndose de ciertas situaciones y concordando totalmente con la forma de actuar del personaje que tan bien encarnó Mulligan. Su aparente fragilidad le permite engañar a cualquiera. Pero de repente la vemos secuestrando a la hija de la decana de medicina o haciéndole creer a una vieja «amiga» que mantuvo relaciones sexuales extramatrimoniales mientras estaba borracha y empezamos a pensar que quizá las formas no deberían ser tan moralmente incorrectas.
Pero, ¿cómo podemos distinguir correctamente el bien del mal en este caso? Si vemos a una mujer que trata de limpiar el recuerdo de su mejor amiga, quien fue invisibilizada por un sistema fallido y de un poder encimado sobre cualquier mujer víctima de violencia de género. Hay otro mensaje «oculto» en todo esto: una mujer sin miedo, con poder y capaz de hacerle frente a un hombre que pretende asustarla es vista como una demente. Ni por asomo es simplemente una mujer consciente de su lugar, no; se le hace ver como desquiciada y loca. ¿Se aleja de la realidad? Coincidiremos en que no.
El asunto no es que existan realmente «buenos chicos»; el problema que la directora pretende denunciar es que cuando un «buen chico» hace algo malo es mucho más probable que se salga con la suya, ya que vivimos en una sociedad dispuesta a perdonarlos y a darles una segunda oportunidad. ¿Pero tienen sus víctimas esas segundas oportunidades? Tras perdonar a un victimario se está condenando a la víctima.
Promising Young Woman es una película que trata un tema muy complicado y delicado de una forma brutal, entretenida y real… demasiado real. Nos anima a hacerle frente a situaciones que nos hacen sentir vulnerables, mostrándonos que los victimarios tienen poder solo ante nuestro miedo. Pero también nos invita a ser cuidadosas, porque el otro no teme, en lo más mínimo, hacernos daño, sabiendo que es capaz de librarse de las consecuencias.
El final es inesperado. Las espectadoras —la verdad no sé si los hombres podrán ser capaces de sentir de la misma forma los últimos 20 minutos del film— escucharán sus corazones romperse por unos minutos. Algunas, las más sensibles y empáticas, no podrán evitar el llanto. Pero Fenell hace tan bien su trabajo que el sufrimiento será recompensado con un final que lo vale todo, porque nos llena de esa esperanza ciega que guardamos todas de que los malos paguen, aunque el daño hecho no tenga reparo.
Maravillosa reseña Ale!
ResponderEliminarLa espere mucho estas semanas y superó mis expectativas!
Ya sabes todo lo que coincidimos sobre esta nueva joya del cine contemporáneo, así que no agrego nada más para no spoilear.
Sólo me sumo a tu propuesta: todas las mujeres en el mundo deberían ver esta película.
Y también Hard Candy, por supuesto!
🥰