Discriminación racial en Venezuela merece un adiós definitivo
En 2013, Venezuela resultó ser el país
más racista del continente americano, según un estudio publicado por The Washington Post[1],
sin embargo, la reacción normal de un venezolano o venezolana al leer o
escuchar una aseveración como esa es negarlo. Hemos crecido con el eslogan,
propugnado en distintos medios y contextos, de que somos una nación igualitaria;
pero el pasado y el presente nos enmarcan como representantes de la
discriminación racial y étnica. ¿Pero si la población no cree que exista
racismo o discriminación, cómo es posible que las estadísticas aseguren lo
contrario?
Para poder comprender y aceptar que la
situación es real en nuestro país, habría que realizar estudios que midan
indicadores sociales, étnicos y demográficos de forma anual, ya que, según el
escritor Humberto Jaimes Quero, autor de Mejorando la Raza (2012), «la
sociedad, en su forma de pensar colectiva, está en constante cambio. Además,
todos los años, a través del trabajo del Estado, instituciones privadas o
públicas, puede cambiar su percepción. Por ejemplo, Ecuador y Brasil son países
que han avanzado en esa materia. Ellos, incluso, hacen estudios para conocer
cómo se distribuye la población estudiantil, por grupos étnicos, que egresa a
las universidades, y a partir de ahí establecen políticas públicas para
favorecer a los grupos étnicos desfavorecidos, buscando la igualdad de acceso.
Eso nos hace falta acá».
¿Pero de dónde viene la discriminación
racial entre venezolanos?
El
origen de la discriminación
Según Jaimes Quero, magíster en
Historia de las Américas, «en la época de la colonia los pardos que se casaban
con personas blancas pretendían “mejorar”. Más allá de la raza, era una mejoría
en el estatus socio-económico y legal. De alguna manera esa idea, que existía
en el siglo XVIII se mantuvo hasta nuestros tiempos. Sin embargo, hay una
variante. Incluso a veces las personas lo toman de forma jocosa. Mejorar la
raza es —para el venezolano—, por ejemplo, que una persona afrovenezolana se
case con una blanca, ya que se supone que el producto “mejora la raza”. A veces
a las personas blancas también les dicen “cásate con un(a) negro(a) para que
mejores la raza”. La idea connota eso. A principios del siglo XX— y esto está
relacionado con las teorías raciales que había en Europa— se supone que la
población venezolana, incluso latinoamericana, creía que debían venir europeos
—porque eran culturas “superiores”— para que, al mezclarse con la población
local, la raza venezolana mejorara».
Y la mayor prueba de que este pensamiento
ha prevalecido, es que a principios del siglo XX, apunta el escritor, había
varios autores que planteaban la «necesidad» de blanquear a la población
venezolana. La idea consistía en traer personas de la Europa Occidental,
principalmente de las potencias (Italia, Alemania, Francia), para que se
establecieran y reprodujeran en el país. «Por ejemplo, Guzmán Blanco fue un
presidente que se interesó mucho en traer europeos, era una idea en boga en la
época, para “civilizar” a Venezuela. Esa idea estuvo latente. Se manejaban
teorías como que la raza negra con la raza blanca daba un individuo anárquico,
inclinado al desorden. Esa idea de blanqueamiento se mantuvo hasta los años
40».
Gran parte de la población
afrovenezolana es descendientes de antiguos esclavos, generaciones que durante
siglos fueron excluidas. Después de la esclavitud, pasaron a ser peones y
manumisos (una clase de esclavitud disfrazada). Las generaciones descendientes
de esas personas nacieron pobres y no tuvieron total acceso a la educación. Por
esa razón, hoy vemos que las clases económicas menos favorecidas están
integradas mayormente por personas afrovenezolanas.
¿Nos
enseñan los medios lo que queremos ver?
«Hoy día, en la sociedad de masas no
pueden comprenderse los comportamientos colectivos sin atender las actitudes
cotidianas y las actividades “frívolas” donde se forjan las mentalidades. Es
posible, en este orden de ideas, que indagando en la literatura sobre concursos
de belleza, estética y salud encontremos una mejor comprensión de la sociedad
venezolana respecto a la etnicidad y el racismo, que hurgando en los archivos
de Indias, las investigaciones eruditas o documentos oficiales.»[2]
Aunque creamos que en Venezuela todo
vestigio de discriminación racial desapareció tras la abolición de la
esclavitud en 1854, Jaimes Quero, profesor de la UCAB, asegura que esta
práctica está vigente a través de distintos estereotipos y actos «frívolos»
dentro de la sociedad venezolana. «Generalmente, las ciencias sociales, los
sociólogos e historiadores estudian hechos como la política o el poder. Pero
resulta que hay cuestiones «frívolas» desde donde puedes comprender mejor el
comportamiento de la gente. Los concursos de belleza, el modelaje, son
actividades consideradas «frívolas»; sin embargo, pueden tener más impacto en
la mentalidad colectiva que el discurso de un político o lo que dice la
Constitución. La cuestión de la belleza en nuestro país es un ritual».
Los medios de
comunicación establecen códigos dentro de las sociedades, a veces son impuestos
y otras veces son compartidos con la audiencia. Así, las masas se van adaptando
al discurso de los medios. Por ende, mucho de lo que vemos en los medios es en
respuesta a las supuestas necesidades del receptor. «A lo mejor la gente
prefiere a una mujer con figura de Barbie que a una que no tiene tal figura. Y
eso es un gusto cultivado durante muchos años. Pero evidentemente no todo el
público comparte lo mismo.»
Así pues, nos hemos acostumbrado a ver
concursos de belleza donde las mujeres son principalmente de tez blanca con
cabello alisado. Aunque el Miss Venezuela a veces cuente con una que otra
afrovenezolana, no llegan a representar ni el 15% de las concursantes. Y eso
sin hablar de las indígenas, que nunca figuran. Por eso hay comunidades que no
se sienten representadas entre los íconos modelos de la sociedad.
La misma escena se repite en
publicidades y telenovelas. Víctor Petit es un actor afrovenezolano de 25 años
que ha sufrido la discriminación racial dentro de esta industria. En una
entrevista nos contó que le cuesta mucho poder participar en un casting, ya que
en casi todos buscan personas de tez blanca con «rasgos europeos». Otros
admiten personas mestizas, pero en raras ocasiones buscan afrovenezolanos. Ha
participado en novelas, pero los papeles que ha personificado son delincuentes
o rebeldes, y está seguro de que esto obedece a estereotipos que la industria
no quiere cambiar.
El rechazo que ha sufrido ha bajado su
autoestima y en muchas ocasiones le ha hecho sentir rabia, ya que no comprende
por qué importa más el color de piel que el talento, sobre todo en un país
donde la mayoría de la población es mestiza y cuyos rasgos son trigueños. Sus
familiares y amigos le han señalado en reiteradas ocasiones el hecho de que
siempre interprete papeles de villano o mala conducta, y Víctor es consciente
de eso, pero confía en su talento y está seguro que en algún momento será visto
por un cazatalentos que no le discrimine por razón de su raza.
Cuando
la solución es parte del problema
El primer paso para exterminar la
discriminación racial y étnica en Venezuela es reconocer que el problema
existe. Además, se debe entender que este un problema que concierne al Estado
pero también debe contar con la cooperación de toda la sociedad.
En el 2011 se creó la Ley Orgánica
contra la Discriminación Racial, en la cual el Estado en corresponsabilidad con
los diferentes actores de la sociedad, personas naturales y jurídicas, asegura
su deber de transmitir y difundir mensajes para la prevención y erradicación de
toda forma de discriminación racial.
Su artículo 13 reza:
«El Estado garantiza a
toda persona o grupo de personas el derecho a la participación política,
económica, social y cultural, en todos los asuntos públicos sin discriminación
racial, promoviendo el respeto a la dignidad humana, la diversidad cultural,
multietnicidad y la pluriculturalidad de la población que constituyen la
venezolanidad.»
Para el escritor, «nuestro sistema
escolar está en desventaja. Los grandes medios tienen una capacidad de
enseñanza quizás más poderosa que la escuela. Todos estos estereotipos raciales
y discriminantes se han reforzado desde la industria cultural. Tú tienes que
invitar a los medios a discutir con ellos sobre la transmisión de prejuicios
que asocian clases sociales con grupos étnicos, con color de piel, incluso con
las personas que son obesas».
Esta práctica repercute no solo en la
autoestima y descontento de muchas personas, sino también en sus posibilidades
de ingresar a ciertas áreas de la economía. En la industria del entretenimiento
un afrovenezolano o un indígena tienen menos posibilidades de ser contratada.
Para encontrar una solución, Jaimes
Quero —en Mejorando la Raza— plantea que es necesario que tanto el Estado, como
el sector privado y público lleguen a un consenso en cuanto a estos puntos:
·
Variedad
fenotípica
·
Variedad
de fenotipo y diversidad de clase social
·
Variedad
fenotípica en los distintos roles de la sociedad
·
Variedad
fenotípica desvinculada de ideología política o partido político
·
No
existen razas ni tipologías raciales
No basta creer que vivimos en un país
con principios igualitarios, falta que realmente cumplamos con esos principios.
Cada cual debe reconocer su responsabilidad dentro de este problema cultural
que debe ser cambiado más pronto que tarde. Todos tenemos los mismos derechos,
todos debemos tener las mismas oportunidades en igualdad de condiciones.
Medios, autoridades y sociedad civil deben contribuir a la total inclusión de
todas las personas que cohabitamos en este territorio.
Nadie debe ser excluido por ninguna
razón.
Por Alexandra Perdomo (@amnistia)
[1] Fisher, M. (15 de mayo, 2013). A fascinating map of the world’s most and
least racially tolerant countries. The Washington Post. https://www.washingtonpost.com/news/worldviews/wp/2013/05/15/a-fascinating-map-of-the-worlds-most-and-least-racially-tolerant-countries/
[2]
Jaimes, H. (2012). Mejorando la raza.
Caracas, Venezuela.
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