«Puente de espías», reflejo en cartelera de qué significa defender derechos humanos

«Cada persona importa», es el mensaje de Brigde of Spies (2015) o Puente de espías, la producción más reciente de Steven Spielberg en cartelera, y que cuenta con magníficas actuaciones como la de Mark Rylance, a quien no conocí sino hasta hoy pero que espero obtenga más papeles importantes. La película está basada en hechos reales de la vida del abogado James Donovan.

1957. Tom Hanks encarna al prominente abogado de Nueva York, quien ya había ganado fama por su participación en los Juicios de Núremberg —donde fueron juzgados funcionarios y autoridades nazis— y que en esta oportunidad es asignado para defender al espía ruso, Rudolf Abel, capturado por los Estados Unidos. El gobierno tiene la obligación de garantizar el derecho a un debido proceso a Abel, Donovan entiende su responsabilidad y se prepara para el juicio.

Pronto empiezan las trabas, ya que las autoridades están asumiendo que Donovan actuará como defensa pero sin hacer mayor esfuerzo, solo para mantener las apariencias de que hay un juicio justo. Sin embargo, el abogado se asegura de hacer un trabajo excepcional, tal como es su costumbre, y empieza a encontrar motivos para que su acusado no sea culpable de todos los cargos. Aunque el país se pone en su contra, por «defender a un enemigo de la patria», Donovan no desiste ni sucumbe ante las intimidaciones (incluso, en una escena, disparan en repetidas ocasiones contra su casa), ni ante los comentarios y miradas de las personas.

Los derechos humanos son un tema delicadísimo para algunos, desconocido para otros y representa el trabajo y la pasión de muchos también. Un defensor o una defensora de derechos humanos es un James Donovan en potencia.

Muchas veces, las personas defensoras de derechos humanos libran batallas similares. No es poco frecuente que las personas consideren que alguien que ha cometido algún delito no merece un juicio justo. A veces se aprueba la tortura bajo la premisa de que «lo merecen». Pero la verdad es que las leyes deben ser cumplidas y los derechos humanos de las personas, respetados. Nadie, nunca, debería estar sometido a tratos como estos. Todos merecen el debido proceso, y que las leyes impongan la sentencia adecuada por el delito cometido.

Pero cuando un defensor o una defensora actúa de esta manera, y no acompaña a la demagogia en su opinión de lo que «es justo» —aunque esta justicia sea inconstitucional o ilegal—, es visto como un enemigo, no se le comprende y se juzga su trabajo. Lo ético deja de importar. Las personas naturalmente quieren venganza y que se haga «justicia», pero no la real sino la que haga sufrir al otro y «pagar» por lo que hizo.

Por eso, Bridge of Spies me caló hondo. Cuando estás en el ambiente de los derechos humanos, cuando tu trabajo es defender los derechos de todas las personas, sin distingo de ningún tipo, entiendes cómo es posible que por hacer lo correcto, por cumplir con tu trabajo de manera justa y honorable, puedas ser «el enemigo».

Sin embargo, defensores y defensoras de derechos humanos vivimos bajo la premisa de la película y el leitmotiv de Donovan: «cada persona importa». En Venezuela ya somos 20.000 personas las que formamos parte de Amnistía Internacional y el movimiento cuenta con más de 300.000 simpatizantes. Únete tú también registrándote en www.amnistia.ong y síguenos en Twitter @amnistia y en Facebook https://www.facebook.com/aivenezuela

Otras películas relacionadas con los artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos:
  •  La lista de Schindler (1993) — Steven Spielberg
  • Philadelphia (1993) — Jonathan Demme
  •  Hotel Rwanda (2004) — Terry George
  • Las tortugas también vuelan (2004) — Bahman Ghobadi
  • La fuente de las mujeres (2011) — Radu Mihaileanu
  • Doce hombres sin piedad (1957) — Sidney Lumet
  • Good Bye, Lenin! (2003) — Wolfgang Becker
  • Los limoneros (2008) — Eran Riklis
  • La lengua de las mariposas (1999) — José Luis Cuerda
  • Rapsodia en agosto (1991) — Akira Kurosawa

Si quieres ver la lista completa, visita esta página de Amnistía Internacional Catalunya.


Por Alexandra Perdomo (@amnistia)

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