La invención de Morel; Adolfo Bioy Casares


Cuando leí «clave para un amor» supe que había encontrado en Bioy Casares una lectura recurrente. Pero fue «El sueño de los héroes» la novela suya por la que me declaré completamente aficionada a su escritura.

«La invención de Morel», publicada en 1940, es su novela más famosa. Es, además, reconocida como una de las más grandes obras de la literatura fantástica escritas en español. En el prólogo, del gran, respetado y aclamado —y de mis favoritos— Jorge Luis Borges, se le pone al mismo nivel de clásicos del género como «El hombre invisible», de H. G. Wells, «La vuelta de tuerca», de Henry James, «El proceso», de Kafka y «El viajero en la tierra», de Julien Green.

Borges termina de poner la cereza sobre el pastel para el lector escribiendo: «He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he releído; no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta». (p.15)

Nuestro protagonista y narrador en primera persona está en una isla desierta, a la cual llegó tras escapar de la cárcel, donde cumplía cadena perpetua. En este lugar se alzan construcciones abandonadas, alguna vez creadas con la intención de habitar la isla, idea desechada debido a una peste que azotó el lugar.

Repentinamente el sentimiento de soledad desaparece, y el fugitivo nota la presencia de otras personas. Empieza a observarles de cerca, evitando ser visto. Una curiosa mujer que asiste todas las tardes a lo alto de una colina le encanta y este se enamora.

Desde la extraña y poco entendible aparición de este grupo de «turistas» la obra del argentino empieza a sumirnos en una fantasía singular, que, tal como le pasa al mismo protagonista, nos hará pensar en distintas teorías que puedan —o no— dar respuesta al enigma presentado.

Morel, uno de los «visitantes», explica en qué consiste su invención, dilucidando toda tesis propuesta —tanto por nuestro solitario habitante como por nosotros mismos—. Es entonces cuando el protagonista de esta entretenida y motivante historia elabora su plan para alcanzar la «eternidad» en el amor.

No estaría bien contar más detalles, porque una obra de este calibre merece ser leída y el lector merece ser sorprendido, y porque mis reseñas pretenden siempre mantenerse lo más libre posibles de spoilers.

Lo que sí quiero destacar de la obra, para mis compatriotas, es que el fugitivo que narra la historia es venezolano. En investigaciones previas a esta redacción me encontré con el hecho de que Bioy Casares no viajó nunca a Venezuela (o al menos no hay registro de ello) ni tuvo en su entorno cercano relación con algún venezolano, pero decidió ofrecer esta nacionalidad a su personaje principal.

Así, pues, encontramos menciones repetidas de Venezuela y Caracas. Incluso, nuestro condenado a perpetua parece ser un preso político, capturado por la policía en su cuarto «de la pensión hedionda y rosada, en Oeste 11, frente a la Pastora». (p.82)

Yo, que los últimos 3 años vividos en Venezuela residí en Caracas y fui, de hecho, vecina del sector La Pastora, sentía un vuelco al corazón tras estas líneas.

El argentino no escatima en detalles y dedica una página entera a contarnos sobre el venezolano y su deseo de volver a «otra Venezuela», porque la dejada Patria era «los señores del gobierno, las milicias con uniforme de alquiler y mortal puntería, la persecución unánime en la autopista la Guayra, en los túneles, en la fábrica de papel de Maracay; sin embargo, te quiero, y desde mi disolución muchas veces te saludo». (p.153)

«La invención de Morel» es una novela fantástica, con una idea que no dudo haya puesto a temblar al mundo en 1940, que llena de espanto y angustia al lector en 2021 y que, para el venezolano, representa una felicidad fortuita e inesperada, al leer de la pluma de un argentino lugares familiares y sentimientos similares experimentados por el migrante presente en cualquier rincón del mundo.

Terminado de leer el 16/02/2021

No hay comentarios:

Publicar un comentario