George Méliès es quizá el nombre más emblemático e importante en la historia del cine. El francés empezó a hacer películas en 1896 (Escamotage d'une dame au théâtre Robert Houdin) y no paró hasta 1913 (Le Voyage de la famille Bourrichon), cuando la Primera Guerra Mundial cambió el sentido del cine y Méliès, embriagado de deudas y sin ánimos de hacer un cine distinto al que estaba acostumbrado, no logró adaptarse al nuevo curso, por lo que pone fin para siempre a su carrera como realizador de películas. A partir de entonces se sume en el anonimato, siendo dado hasta por muerto.
Olvidarse de George Méliès es olvidarse del nacimiento del séptimo arte, cuando aún nadie podría imaginarse siquiera lo que llegaría a ser el cine. Alguien que lo tiene muy presente es el director Martin Scorsese, quien logra relatar espléndidamente la historia de Méliès y su gran aporte al cine con su film Hugo.