Pataclaun fue una comedia peruana que se transmitió entre 1997 y 1999 y que llegó a nosotros el año pasado de la manera más inesperada posible.

La historia es sencilla: Machín y Wendy son esposos y retratan una relación exageradamente machista, donde él la ve a ella como la responsable de todo lo que tiene que ver con la casa (limpiar, cocinar, lavar, cuidar, etc.) y ella cumple con sus encomiendas. Pero en la casa también habitan 3 fantasmas. Gonzalete (un cura bastante sádico), Keka (una mujer con delirios de famosa) y Tony (quien se cree más guapo de lo que va a llegar a ser en su vida). Estos 3 aunque a veces también abusan de Wendy, de vez en cuando la invitan a que no permita que Machín la trate tan mal; y muchas veces, al final de los capítulos, es Machín solo quien reacciona y reflexiona en el valor que tiene Wendy para él. Adicional, todos son clowns, ya que Pataclaun es, antes que nada, una asociación cultural, creada en 1990.


Entendemos que fue una serie que trataba de concienciar al Perú y a su sociedad machista, a través de la comedia. A Gianny Rodríguez y a mí nos resulta gloriosa. La serie nos mata de risa y le hemos tomado un cariño tal a los personajes, que hemos agregado a nuestro arsenal de la vida diaria muchas expresiones y gestos de ellos.

Ayer vimos ¡Asu Mare! (2013, Ricardo Maldonado), una adaptación del monólogo cómico homónimo de Carlos Alcántara (Machín), y básicamente cuenta su vida desde la infancia hasta la fama, siempre contando con la presencia, apoyo y rigurosidad de su madre.

La película nos aniquiló. No es una gran producción, no es la mejor historia, no tiene nada que la haga increíble, pero para todo el que ha visto Pataclaun, la película es una perla. Cuenta con breves apariciones del elenco de la serie, y, además, acercarse tanto a la historia del protagonista supone un golpe sentimental que no me esperaba. Nos reímos muchísimo, pero también lloré, en una mezcla de sentimiento y nostalgia.

Como dato curioso, ¡Asu Mare! rompió varios récords en el Perú durante su estreno, y mantiene el de la película más vista en la historia del país. En 2015 salió ¡Asu Mare! 2, y tuvo el mismo éxito que la primera, pasando a ser la 3era película más vista en Perú.

Aunque las criticas son variadas, y en su mayoría apelan a la floja producción, creo que ignoran lo que vieron los peruanos (que vimos nosotros): la empatía y el cariño que se siente por la serie y por los personajes, aún 14 años después.

Los invito a que vean Pataclaun, al menos un capítulo. Están completos en Youtube. Eso sí, solo si son capaces de reírse de situaciones que normalmente nos molestan o indignan, porque eso hace la serie, usa la comedia para denunciar situaciones reales mostrándolas tal cual en la pantalla (machismo, política, religión, excesos de poder, falta de atención a menores, burlas por edad, peso, género, narcisismo, etc.)
IMDB me parece una base de datos cinematográfica confiable, sí, pero a veces te recuerda de maneras poco sutiles que los votantes pueden estar locos. Aquí va mi ejemplo:

Vimos American Honey (Andrea Arnold, 2016), una bazofia de película que dura casi 3 horas y que no tiene absolutamente nada rescatable. Lo sentí mucho por Shia LaBeouf, pero a todo buen actor parece que le toca a veces. Puntuación en IMDB: 7. ¿Por qué? Porque algunos votantes están locos.

Ejemplo para contrastar: Man Down (Dito Montiel, 2015). Una película que sigue esta línea que se ha puesto muy de moda que muestra los efectos reales que tiene la guerra en los soldados (American Sniper, 2014; Billy Lynn's Long Halftime Walk, 2016). Y sé que siempre hay un problema con estas películas: el patriotismo norteamericano que nos pretende vender. Pero creo que están empezando a dejar eso a un lado y a mostrar realmente el problema.


Shia LaBeouf es quien la protagoniza (sí, dos películas totalmente opuestas que, según yo, tienen las puntuaciones invertidas), y nos presenta una actuación sufrida y demasiado carnal. La película es un poquito lenta al principio, pero las 4 líneas de tiempo que presentan empiezan a hacerla muy interesante. El ir y venir en algún momento me hizo perderme, y en muchas partes te obligan a adivinar las situaciones, lo que significa que supieron utilizar el recurso.

La dirección en esta cinta es digna de elogio. La historia, ya para el final, está llena de giros inesperados y sorpresas anunciadas que les aseguro no se verán venir sino hasta que se las revelan. El plot twist me hizo recordar Gone Girl, porque me arrolló por completo. Su puntuación en IMDB: un 5.8 en mi opinión muy infravalorado.

Si siempre nos guiáramos por IMDB, creo que ni siquiera haría reseñas para mi blog.

¿Mis puntuaciones? A American Honey cuando mucho la llevo a 5★. Man Down, 8★.

Ver mucho cine te ayuda a desarrollar un poquito de instinto. A veces viene bien poner ese instinto primero que las puntuaciones de IMDB.
Hay un solo actor cuya filmografía me he asegurado de ver completa: Will Smith. Ciertamente, ha hecho algunas películas malas, otras regulares y otras magníficas. Pero creo que aún en las malas y en las regulares, lo que destaca siempre es la actuación de Will, ya sea por su carisma, su humor o su drama. Jamás he compartido la idea de que una película hace a un actor. Lo hace su carrera, su posibilidad de ser más allá de sus actuaciones.

Como me gusta mucho el cine, siempre hay alguien que me pregunta por mis actores y actrices favoritas. Están Dustin Hoffman, Robert De Niro, Jack Nicholson, Morgan Freeman, Whoopi Goldberg, Denzel Washington, Meryl Streep, Ingrid Bergman, Nicole Kidman, Kevin Spacey, Sally Field (sí, casi todos de la vieja escuela), etc. Pero aunque hayan variaciones, nunca me queda por fuera Will Smith. Lo sigo desde que veía The Fresh Prince of Bel-Air.

Y es que mi empatía por Will es, 
  1. por su capacidad camaleónica en la actuación: lo hemos visto hacer las mejores comedias, los mejores ridículos y a la vez los dramas más profundos e intensos; 
  2. por su personalidad fuera de la pantalla del cine: siempre veo sus entrevistas y cualquier programa donde aparece, y además de que siempre hablan del cariño que se gana, se le ve fresco, amable, familiar, amigable, honesto, una persona de verdad; 
  3. por sobrevivir al estereotipo de las parejas de Hollywood: me encanta su historia con Jada y su relación con sus hijos; 
  4. porque siempre está sonriendo y actuando de forma carismática (cosa que en Hollywood no es el pan de cada día).
Por ello me molesto (y quienes me conocen bien lo saben) cuando alguien pretende criticarle, porque no se lo merece. Y aunque le negaron dos veces el Oscar por mejor actor (por Alí en 2001 y The Pursuit of Happyness en 2006) y le han negado 5 Globos de Oro, el tipo es un gigante y si yo tuviese una academia, le daría todos los premios que se merece :)

Todo esto viene a que acabamos de ver Collateral Beauty (2016) y me caló hondo. Seguro salen por ahí unos detractores que asegurarán que es lo mismo que The Pursuit of Happyness o Seven Pounds (2008), pero yo, honestamente, les digo que acabo de ver otra magnífica actuación. Y les aseguro que cuando Will Smith está botando una lágrima, ya yo llené un balde con mi llanto. Porque el tipo nada más mueve las cejas, cierra los ojos y a mí me trasmite todo el dolor que pretende.

¿Es este post objetivo? No. No lo es. Pero es mi apreciación acerca del que considero un actorazo que ha sido menospreciado en muchas ocasiones. Y claro, también está el hecho de que es mi actor favorito.

Como dato curioso: revisando Wikipedia mientras escribía esto, resulta que Will Smith "es el único actor de la historia que ha actuado en ocho películas consecutivas que hayan generado más de 100 millones de dólares en la taquilla nacional, y también el único actor que ha participado en ocho películas consecutivas que han alcanzado el número uno en su estreno". Es decir, más allá de nuestra empatía o antipatía, el hombre tiene su récord.

Vean Collateral Beauty. Vale la pena. Y el final va a hacer que les estalle el corazón. De vez en cuando, dentro de todo, nos viene bien un final feliz.