La violencia armada en Venezuela no afecta solamente a jóvenes y adultos, sino también a niños y niñas, inocentes de todo acto, sin culpas ni remordimientos sobre sus hombros, son víctimas no intencionales de actos llevados a cabo deliberadamente en barrios y zonas residenciales de todo el país, ya sea en operativos policiales para combatir delincuentes o en enfrentamientos entre bandas.

La victimización de niñas y niños consiste en la violación al derecho de la vida, a la educación y al libre esparcimiento, principalmente en sus zonas residenciales.

Por ejemplo, en diciembre de 2015 lanzaron una granada en la plaza La Concordia, en Caracas, causando la muerte de un bebé de tan solo 8 meses. Con la explosión también murió un funcionario de la Guardia Nacional y otros 8 resultaron heridos. Ni siquiera se sabe quién lanzó el artefacto[1].

Venezuela es el segundo país más violento del mundo. El descontrol de las armas se cobra la vida principalmente de varones, en las edades comprendidas entre los 14 y 40 años. Sin embargo, la psicóloga social, criminóloga y doctora en Estudios del Desarrollo, Magally Huggins, quien es investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo de la UCV, explica que las mujeres no escapan de este fenómeno. «Las mujeres básicamente son víctimas del feminicidio, es decir, se les asesina por ser mujeres o, por ejemplo, por ser una mujer vinculada a un agresor. El agresor favorito, el más visible, es el marido (o el ex), el novio (o el ex), y últimamente, en la situación país que tenemos y con la violencia generalizada que estamos viviendo, está apareciendo en los medios madres que son asesinadas por sus hijos, sea porque es consumidor de drogas y la madre no le provee el dinero para su consumo o porque les niega el acceso al hogar porque son dañinos».

Desde el punto de vista de género, para Huggins la situación es muy grave puesto que los asesinatos de mujeres por armas de fuego se han duplicado en los últimos años y aun en los casos en los que ellas no sean víctimas directas de la violencia sí son víctimas secundarias de la misma. Las mujeres son las dolientes fundamentales de las decenas de muertos que caen a diario en nuestro país. Ellas no solo sufren un duelo traumático sino que además quedan con una gran carga tanto económica como social, porque pueden perder a sus esposos y recae en ellas todas las responsabilidades del hogar, además de lidiar con las consecuencias emocionales en un grupo familiar donde hay niñas, niños y adolescentes.
Er ist wieder da (2015) o (“Look who’s back” en inglés, “Ha vuelto” en español), es una película alemana basada en el bestseller del mismo nombre escrito por Timur Vermes. Tanto la novela como la película son una sátira que plantea la aparición repentina de Hitler en la Berlín del 2014.

Sin saber que perdió la guerra, vemos la historia de un Hitler que intenta recobrar el control de una Alemania democrática. Este film es peligroso, y lo digo porque mientras todos creen que se trata de un excelente imitador del Führer y gana popularidad en los medios, Adolf aprovecha para lanzar sus discursos y convencer a los alemanes de ponerse de su lado. Así como vemos alemanes que se sienten ofendidos y avergonzados de que una parte del pasado que durante tantos años han intentado borrar esté resurgiendo, vemos otros muchos alemanes que empiezan a darle la razón y que, sin darse cuenta, apoyan las ideas del líder del partido nazi casi 70 años después.

La película nos ayuda a entender —aunque a algunos les cueste entenderlo y se ahínquen en la posición de que «no se explica»— cómo el partido nazi ganó tantos adeptos entonces, y cuántos ganaría hoy, en un país divido entre aquellos que aborrecen su pasado histórico y otros que están de acuerdo en muchas cosas con el difunto. Un film plagado de comedia pero también de turbia realidad.

8,5 ★



¿Y si vuelve Hitler?

by on 9.5.16
Er ist wieder da (2015) o (“Look who’s back” en inglés, “Ha vuelto” en español), es una película alemana basada en el bestseller del mism...



















The Hundred-Foot Journey (2014) es una película bonita. Así, tal cual. Llena de muchos colores, momentos tristes, momentos divertidos y mucha, mucha comida. Es un film que se disfruta de principio a fin. No encuentro otro calificativo. Es bonita. Muy, muy bonita.

Dirigida por Lasse Hallström, cuenta con la producción ejecutiva de Spielberg y Oprah Winfrey. Además, la excelentísima actuación de una inigualable Helen Mirren, la fresquísima y bellísima Charlotte Le Bon (The Walk, 2015) y un Manish Dayal que apenas conozco y que espero volver a ver, porque tiene el talento.

Recomiendo esta película porque no hay una sola razón para no verla.

8★



Lo bueno de ver cine extranjero es que uno se encuentra con cosas tan diferentes pero tan buenas, que a veces no se cree que hagan cosas así. Esto nos pasó con «What We Do in the Shadows» (2015), una comedia tipo «documental» neozelandesa que se descargó Gianny no sé de dónde pero que nos sacó unas carcajadas gigantes.

Además de ser exageradamente cómica, esta parodia tipo documental y a la vez reality show tiene un magnífico soundtrack. Y cuando digo magnífico es que paramos un momento y buscamos a ver si nuestro buen Emir Kusturica no tenía alguna mano metida allí (resultó ser que no). La música te lleva durante toda la película, acompañando las risas o los pequeños sustos.

No me gustan las películas de vampiros, pero este grupo de vampiros que se burlan de los hombres lobos y que cazan neozelandeses por las noches, es algo totalmente diferente. Además, es una magnífica representación de lo que es ser diferente.

Brillante, fresca, hilarante.


8,4



Hemos visto muchas historias que nos cuentan cómo una persona –normalmente solitaria y con una vida banal- se ve, de repente, en la obligación de hacerse cargo de un(a) niño(a) y entonces su vida cambia. Este argumento es repetido y muy, muy familiar. 

Pero la película checa Kolja (1996) es un poco diferente. La llena de memoria histórica, enmarcándola en un ambiente bélico-político entre rusos y checos, una memoria llena de rencores, odios y rechazos. ¿Pero y si un niño ruso depende de un viejo checo? Esto es lo que nos plantea la producción de Jan Sverák. 

Un film que podría ser triste, pero no lo es. Es real. 


8,5★