Los científicos Stephen Hawking, Elon Musk y Stephen Wozniak han firmado una carta abierta que pide se prohíba el desarrollo de armas autónomas, para así evitar que las máquinas tengan poder decisivo sobre la vida de las personas o ganen espacio en el campo de la milicia.
Esta carta abierta, titulada Autonomous Weapons: an Open Letter from AI & Robotics Researchers, estaría siendo entregada hoy, 28 de julio, en la Conferencia Internacional Conjunta de Inteligencia Artificial (IJCAI por sus siglas en inglés —International Joint Conference on Artificial Intelligence—), que tiene lugar en Buenos Aires, Argentina. El número de investigadores especializados en Inteligencia Artificial y otros grandes estudiosos de la materia han firmado esta carta obedeciendo a la preocupación de que robots puedan ser dotados con el poder decisivo para luchar, disparar o matar sin intervención humana.
La carta, presentada por el Future of Life Institute, explica que las armas autónomas podrían ser ideales para asesinar, desestabilizar naciones, someter poblaciones o matar selectivamente a grupos étnicos particulares. A su vez, plantean que la pregunta clave para la humanidad hoy es si se desea iniciar una carrera mundial de armas de Inteligencia Artificial o se desea evitar su iniciación.
Lo cierto es que el uso de este tipo de armas aumentaría las probabilidades de que se produzcan homicidios ilegítimos, tanto en el campo de batalla como en operaciones policiales rutinarias. Darle la potestad a un robot para decidir en situaciones que impliquen la vida o muerte de una persona sería una clara violación a los derechos humanos y un traspaso a los límites legales y sociales.
El texto concluye: «Creemos que la Inteligencia Artificial tiene un gran potencial para beneficiar a la humanidad de muchas maneras (…). Iniciar una carrera armamentista de Inteligencia Artificial es una mala idea, y debe ser impedido con la prohibición de las armas autónomas ofensivas más allá del control humano».
Puedes revisar el contenido de la carta original, en inglés, y la lista de los investigadores firmantes haciendo clic. También puedes leer más sobre los robots asesinos y la lucha de algunas organizaciones mundiales para que este tipo de armas sean prohibidas en este enlace.
Por Alexandra Perdomo (@amnistia)

Ana Rubel tenía dos meses de embarazo cuando fue secuestrada junto a Hugo Castro, su esposo, por miembros del ejército argentino en 1977. Militantes del Frente Argentino de Liberación (FAL), ambos pasaron por algún centro clandestino de detención hasta que Ana fue llevada a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) para dar a luz. Jorge Castro Rubel fue un bebé prematuro, de poco peso. Nació  cianótico, en una oficina del casino de Oficiales. Pasó sus dos primeros días de vida en una incubadora, hasta que fue llevado al Hospital de Niños de la Capital Federal (ex Casa Cuna). La persona encargada de separar a Jorge de su madre fue Roberto Oscar González. Fue criado por un médico del servicio de Endocrinología, quien cumplía una guardia semanal en ex Casa Cuna. Jorge Castro Rubel logró recuperar su identidad el pasado diciembre, cuando se enteró de toda su historia. Tiene 37 años y es sociólogo. Jorge es el nieto recuperado 116 por las Abuelas de Plaza de Mayo.
La tortura es una violación grave a los derechos humanos que no puede, nunca, justificarse. Es un delito internacional, es salvaje e inhumana, corroe el Estado de derecho y socava el sistema de justicia penal. Que la tortura siga siendo empleada por distintos gobiernos alrededor del mundo es una vergüenza política y diplomática. Más aún cuando resulta tan complicado llevar a cabo investigaciones efectivas y objetivas sobre las denuncias de tortura. Durante los últimos 6 años, Amnistía Internacional ha denunciado actos de tortura en 141 países de todas las regiones, lo que equivale a tres cuartas partes del mundo.

Por más de 50 años, Amnistía Internacional ha estado denunciando a los gobiernos que torturan, y ha apoyado a los supervivientes de tortura en su búsqueda por la justicia. Sus continuas y numerosas campañas en contra de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes han dado lugar a grandes logros, entre ellos el histórico momento en el que la ONU, hace ya más de 30 años, votó a favor de combatir la tortura en el mundo con su Convención contra la Tortura.

El sistema nervioso central se forma en los primeros 14/18 meses de vida. Una alimentación saludable y balanceada no solo nos mantiene en buena forma, sino que es imprescindible para evitar enfermedades y preservar la mente de los niños y niñas. Según la doctora Maritza Landaeta (Fundación Bengoa), médica cirujana y Magíster Scientiarium en Planificación Alimentaria Nutricional (UCV), el cerebro necesita nutrientes y cuando los niños no los reciben, además de crecer anémicos, su cerebro no se desarrolla de forma adecuada. Por lo tanto, los niños con subnutrición tienen retardo de crecimiento intelectual, problemas de desarrollo cognitivo, y presentan muchas dificultades para los procesos complejos de la memoria, para la articulación del pensamiento.

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), la subnutrición se diferencia de la desnutrición refiriéndose la primera a la ingestión de alimentos que no cubren las necesidades de energía básicas de manera continua (inseguridad alimentaria crónica); mientras la desnutrición refiere un «estado patológico resultante de una dieta deficiente en uno o varios nutrientes esenciales, o de una mala asimilación de los alimentos».[1]

25 de febrero
Las ideas vienen de los lugares menos imaginados; de la señora que corre porque va tarde, del niño que llora para manipular a los grandes, del viejo que sabe que el tiempo no vuelve y que el suyo se acaba. La gente lee historias ignorando que quizá sea la suya, que por algo les resulta familiar. Por eso tenemos tantas libretas de apuntes encima, porque nos preparamos para cada historia que se nos atraviesa.
En la sala de espera de una clínica.
06 de marzo
Me sorprende, a veces, la falta de escrúpulos del ser humano; algunos parecen encontrar goce en el sufrimiento de otros. El problema con algunos es que no fingen, no se inmutan ante el sollozo sino que lo hacen más insufrible. Para mi ingrata sorpresa, el hombre y su descendencia se hacen daño entre sí mismos, y cuando hay que mostrar otra cara, de solidaridad o pudor, prefieren ocultar sus cabezas bajo tierra agria.
En una banca de una plaza, en los Dos Caminos 
20 de marzo
El egoísmo es la base de la miseria humana. Cuando el hombre es egoísta se vuelve incapaz de sentir el pesar, mucho menos tiene la capacidad de sentir el dolor del prójimo; esto no le deja concebir el ayudar, el compartir, el apoyar. Y cuando damos la espalda a problemas sociales contribuimos a hundir aún más a nuestra sociedad en la miseria. La miseria de la soledad, del individualismo y la indiferencia. Somos la creación más miserable, y poco nos importa.
En la oficina
22 de marzo
El conocimiento hace al mundo. Es lo que conocemos lo que nos diferencia del resto de las especies, entre nosotros, de otros. Nacemos con la necesidad de aprender para sobrevivir. Mientras sobrevivimos seguimos aprendido para sobrevivir mejor, para tener más oportunidades, para mantener el desarrollo de la especie. Conocemos y compartimos lo aprendido. Es así como el mundo se mueve, a veces, a nuestro favor… porque sabemos.
En casa, mientras leía a Volpi 
26 de marzo
Caos. La ciudad es un caos, las personas se vuelven caóticas y el horror se apodera de la situación. La gente agrava el caos. Las calles son intransitables, los lugares sin espacios, la puntualidad no existe y el ánimo es el peor. Todo toma el doble. Mi cabeza también es un caos que opaca el resto, que no me deja pensar más que en el caos de hoy, el de mañana, en de estos próximos días. Hoy la vida de todos es parte del caos.
En una camioneta – Reparaciones en la línea 1 del metro de Caracas 
12 de abril
Es la confianza el acto de mayor humildad que tiene el hombre. Confiar en la palabra del otro, que puede estarle mintiendo, que puede pretender engañarle, pero por alguna razón a veces el hombre decide confiar. Confía en la buena fe, en el respeto, la humanidad; confía en que el otro agradecerá debidamente su confianza. Hasta que lo engañan, le abusan. El hombre conoce la desconfianza y se vuelve celoso, no dando a nadie más su preciada y mal recibida confianza. Y descubre que así le va bien. Pero la vida se empeña y lo obliga, a ratos, a confiar. Allí entra la humildad del hombre.
En casa. 
Alexandra Perdomo