¡Ya basta! Campaña Stop Tortura
Por más de 50 años, Amnistía
Internacional ha estado denunciando a los gobiernos que torturan, y ha apoyado a
los supervivientes de tortura en su búsqueda por la justicia. Sus continuas y
numerosas campañas en contra de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o
degradantes han dado lugar a grandes logros, entre ellos el histórico momento
en el que la ONU, hace ya más de 30 años, votó a favor de combatir la tortura
en el mundo con su Convención contra la Tortura.
La tortura es empleada, mayormente,
por parte de los policías y agentes de seguridad, para obtener información u
obligar a las personas a hacer declaraciones. Prospera porque los gobiernos la
utilizan activamente, o dan la espalda a los casos de tortura y mienten al
respecto, en vez de respetar la ley y penalizar debidamente el uso de la
tortura.
A pesar de todas las campañas y los
esfuerzos por erradicar la tortura en todo el mundo, los gobiernos siguen
permitiendo su uso y los procesos de investigación son escuetos y subjetivos, o
totalmente nulos. A principios de 2014, AI realizó una encuesta en 21 países de
distintos continentes, que mostró que casi la mitad de la población siente que
no está a salvo de la tortura[1].
El documentador e investigador de AI Venezuela, Lisandro Raúl Cubas, explica
que la práctica de la tortura no es algo nuevo, sino que se remonta a los
inicios del ser humano. «Cambiar esa realidad es una tarea permanente. Si bien
en los últimos 30 o 40 años, con organizaciones y campañas como las
desarrolladas por AI, se han logrado éxitos tanto en el plano formal de
prohibir la tortura, de que exista una convención contra la tortura, que haya
muchos más países donde los jueces sancionan a los torturadores, esta práctica
todavía está muy difundida en el mundo.»
Más de 150 países han ratificado la
Convención contra la Tortura. No obstante, se sigue torturando. Considerando la
necesidad de ponerle fin a la tortura, el 12 de mayo de 2014 Amnistía
Internacional lanzó su campaña global «Stop
Tortura» —en el marco del 30 aniversario de la Convención de la ONU contra
la Tortura—, buscando que todas las personas gocen de protección contra la tortura.
Esta campaña pide a los gobiernos que cumplan tanto la ley como sus promesas de
acabar con la tortura, y que cumplan con
el derecho internacional; para ello, insta a la gente a exigir el fin de la
tortura. AI destaca que se deberá asegurar que:
- «Las personas detenidas tienen acceso a un abogado desde el primer momento.
- Hay abogados presentes durante los interrogatorios.
- Hay médicos disponibles para examinar a las personas detenidas.
- Las personas detenidas pueden ponerse en contacto con sus familias.
- Las confesiones obtenidas mediante tortura no pueden nunca utilizarse como prueba.
- Toda persona implicada en actos de tortura comparece ante la justicia.»¹
Pero el cambio que debe lograrse no
solo es jurídico sino cultural, debe haber un cambio en la formación de
funcionarios policiales, funcionarios de inteligencia. Esto es lo que, para
Cubas, explica la necesidad del lanzamiento de Stop Tortura. «Evidentemente,
mientras el ser humano persista en sus prácticas de violencia para imponer el
poder, para controlar a otros sectores de la población con el que no coincide, seguirán
empleando la tortura para conseguir información, al quebrar a la gente
garantizan sus intereses o sus principios o propuestas ideológicas». Es
necesario presionar a los gobiernos para que dejen de emplear estas maneras que
violan abierta y expresamente los derechos humanos de los ciudadanos, además de
que minan el desarrollo y avance de una sociedad.
La lucha global de Amnistía
Internacional contra la tortura continúa, aunque ahora se centrará en cinco
países donde está generalizada esta práctica y donde la organización cree que
puede lograr un impacto significativo. La espina dorsal de la campaña estará
formada por informes de fondo con recomendaciones concretas. Los cinco países
son:
- México
- Marruecos y Sáhara Occidental
- Nigeria
- Filipinas
- Uzbekistán[2]
Casi cualquier persona corre el riesgo
de ser torturada, sin importar su edad, género, origen étnico o filiación
política. Si un gobierno lo permite, nadie está a salvo. Por ello, la campaña
se centra en todos los contextos de custodia estatal. «Esto incluye: los
sistemas ordinarios de justicia penal; las personas bajo custodia del ejército,
la policía, las fuerzas especiales o los servicios secretos; las situaciones
que impliquen legislación, normativas o disposiciones de emergencia; y los
lugares secretos o no oficiales de detención, donde aumenta notablemente el
riesgo de tortura. La campaña no incluye la tortura a manos de agentes no
estatales o los malos tratos ocurridos fuera de la custodia del Estado, como el
uso excesivo de la fuerza durante manifestaciones, aunque Amnistía
Internacional seguirá trabajando enérgicamente sobre estas formas de abuso
también»[3].
Una de las reivindicaciones logradas
con esta campaña, en el plano de las Américas, es que en algunos países, como
por ejemplo Argentina y Chile, este tema ha cobrado mayor auge, lo que ha
despertado la preocupación por el cumplimiento de la justicia. Por ende, se ha
avanzado con juicios de lesa humanidad, con sanciones para torturadores. Raúl
Cubas agrega que incluso en Venezuela, aunque los logros son mínimos, por lo
menos se ha podido hacer pública la situación de las torturas ocurridas en los
últimos dos años. «El Comité de la ONU contra la Tortura, en noviembre del año pasado
hizo recomendaciones y observaciones importantes para el caso de Venezuela.
Todo esto contribuye a conseguir avances en la batalla por la erradicación de
la tortura.»
AI ha iniciado campañas y acciones
urgentes por personas que han sido torturadas, exigiendo se haga justicia con
ellos y que sus torturadores sean debidamente procesados. Hoy, personas que han
sido torturadas siguen tras las rejas, sin comparecer ante juicios objetivos o
habiendo sido apresados sin razón. Los casos destacados por los que está
trabajando actualmente son Yecenia Armenta, Wafae Charaf y Oussama Housne, y Muhammad Bekzhanov. Puedes saber quiénes son y cómo
actuar para ayudarlos a conseguir justicia, siguiendo los vínculos en sus
nombres. Gracias a las acciones de miles de personas alrededor del mundo,
víctimas de tortura han conseguido justicia y han sido puestas en libertad.
Para acabar con la tortura, hay que
realizar cambios judiciales y culturales, y debemos comprender que la tortura
tiene víctimas y victimarios, pero los victimarios también son degradados por
la tortura. El investigador Cubas destaca que «aquella persona que se convierte
en torturador también se denigra y sufre consecuencias por el resto de su vida,
porque muchos tienen problemas psicológicos. El torturador puede estar sentado
a tu lado, puede ser un compañero de clase, de trabajo. No es un monstruo, es
un ser común, pero por circunstancias de su vida o por la carrera que escogió,
por la mala formación que pueda haber tenido, y por las políticas desarrolladas
por los estados, se convierte en ese ser despreciable que tortura a otro.»
Aprende más sobre nuestra campaña y
conoce las maneras que tienes para involucrarte en las acciones lanzadas por
las víctimas de la tortura alrededor del mundo ingresando acá.
Por Alexandra Perdomo (@amnistia)
[1]
Amnistía Internacional. 2014. Actitudes respecto
a la tortura. Disponible en: https://www.es.amnesty.org/stoptortura/actitudes-respecto-a-la-tortura/
[2]
Amnistía Internacional. 2014. Los países
de la campaña. Disponible en: https://www.es.amnesty.org/stoptortura/paises-campana-stop-tortura/
[3]
Amnistía Internacional. 2014. La tortura
en 2014: 30 años de promesas incumplidas. London, Reino Unido. AI.
Disponible en: https://www.es.amnesty.org/fileadmin/_migrated/content_uploads/a4000414.spa__Stop_TORTURE-Global_Overview_.pdf
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