¡Ya basta! Campaña Stop Tortura

La tortura es una violación grave a los derechos humanos que no puede, nunca, justificarse. Es un delito internacional, es salvaje e inhumana, corroe el Estado de derecho y socava el sistema de justicia penal. Que la tortura siga siendo empleada por distintos gobiernos alrededor del mundo es una vergüenza política y diplomática. Más aún cuando resulta tan complicado llevar a cabo investigaciones efectivas y objetivas sobre las denuncias de tortura. Durante los últimos 6 años, Amnistía Internacional ha denunciado actos de tortura en 141 países de todas las regiones, lo que equivale a tres cuartas partes del mundo.

Por más de 50 años, Amnistía Internacional ha estado denunciando a los gobiernos que torturan, y ha apoyado a los supervivientes de tortura en su búsqueda por la justicia. Sus continuas y numerosas campañas en contra de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes han dado lugar a grandes logros, entre ellos el histórico momento en el que la ONU, hace ya más de 30 años, votó a favor de combatir la tortura en el mundo con su Convención contra la Tortura.

La tortura es empleada, mayormente, por parte de los policías y agentes de seguridad, para obtener información u obligar a las personas a hacer declaraciones. Prospera porque los gobiernos la utilizan activamente, o dan la espalda a los casos de tortura y mienten al respecto, en vez de respetar la ley y penalizar debidamente el uso de la tortura.

A pesar de todas las campañas y los esfuerzos por erradicar la tortura en todo el mundo, los gobiernos siguen permitiendo su uso y los procesos de investigación son escuetos y subjetivos, o totalmente nulos. A principios de 2014, AI realizó una encuesta en 21 países de distintos continentes, que mostró que casi la mitad de la población siente que no está a salvo de la tortura[1]. El documentador e investigador de AI Venezuela, Lisandro Raúl Cubas, explica que la práctica de la tortura no es algo nuevo, sino que se remonta a los inicios del ser humano. «Cambiar esa realidad es una tarea permanente. Si bien en los últimos 30 o 40 años, con organizaciones y campañas como las desarrolladas por AI, se han logrado éxitos tanto en el plano formal de prohibir la tortura, de que exista una convención contra la tortura, que haya muchos más países donde los jueces sancionan a los torturadores, esta práctica todavía está muy difundida en el mundo.»

Más de 150 países han ratificado la Convención contra la Tortura. No obstante, se sigue torturando. Considerando la necesidad de ponerle fin a la tortura, el 12 de mayo de 2014 Amnistía Internacional lanzó su campaña global «Stop Tortura» —en el marco del 30 aniversario de la Convención de la ONU contra la Tortura—, buscando que todas las personas gocen de protección contra la tortura. Esta campaña pide a los gobiernos que cumplan tanto la ley como sus promesas de acabar con la tortura, y  que cumplan con el derecho internacional; para ello, insta a la gente a exigir el fin de la tortura. AI destaca que se deberá asegurar que:
  • «Las personas detenidas tienen acceso a un abogado desde el primer momento.
  • Hay abogados presentes durante los interrogatorios.
  • Hay médicos disponibles para examinar a las personas detenidas.
  • Las personas detenidas pueden ponerse en contacto con sus familias.
  • Las confesiones obtenidas mediante tortura no pueden nunca utilizarse como prueba.
  • Toda persona implicada en actos de tortura comparece ante la justicia.»¹

Pero el cambio que debe lograrse no solo es jurídico sino cultural, debe haber un cambio en la formación de funcionarios policiales, funcionarios de inteligencia. Esto es lo que, para Cubas, explica la necesidad del lanzamiento de Stop Tortura. «Evidentemente, mientras el ser humano persista en sus prácticas de violencia para imponer el poder, para controlar a otros sectores de la población con el que no coincide, seguirán empleando la tortura para conseguir información, al quebrar a la gente garantizan sus intereses o sus principios o propuestas ideológicas». Es necesario presionar a los gobiernos para que dejen de emplear estas maneras que violan abierta y expresamente los derechos humanos de los ciudadanos, además de que minan el desarrollo y avance de una sociedad.

La lucha global de Amnistía Internacional contra la tortura continúa, aunque ahora se centrará en cinco países donde está generalizada esta práctica y donde la organización cree que puede lograr un impacto significativo. La espina dorsal de la campaña estará formada por informes de fondo con recomendaciones concretas. Los cinco países son:
  • México
  • Marruecos y Sáhara Occidental
  • Nigeria
  • Filipinas
  • Uzbekistán[2]

Casi cualquier persona corre el riesgo de ser torturada, sin importar su edad, género, origen étnico o filiación política. Si un gobierno lo permite, nadie está a salvo. Por ello, la campaña se centra en todos los contextos de custodia estatal. «Esto incluye: los sistemas ordinarios de justicia penal; las personas bajo custodia del ejército, la policía, las fuerzas especiales o los servicios secretos; las situaciones que impliquen legislación, normativas o disposiciones de emergencia; y los lugares secretos o no oficiales de detención, donde aumenta notablemente el riesgo de tortura. La campaña no incluye la tortura a manos de agentes no estatales o los malos tratos ocurridos fuera de la custodia del Estado, como el uso excesivo de la fuerza durante manifestaciones, aunque Amnistía Internacional seguirá trabajando enérgicamente sobre estas formas de abuso también»[3].

Durante 2013-2014, AI tuvo constancia de al menos 27 métodos diferentes de tortura utilizados en todo el mundo, entre los que se cuentan las palizas, descargas eléctricas, posturas en tensión, aislamiento prolongado, latigazos, simulacros de ejecución, inserción de agujas bajo las uñas, quemaduras de cigarrillo, obligar a beber agua sucia, orina y productos químicos, privación del sueño, privación sensorial, aborto y esterilización forzados, humillación, administración forzada de drogas, condiciones de detención inhumanas, castigos corporales judiciales, obligar a musulmanes a afeitarse la barba, someter a las personas privadas de libertad a largos periodos de calor o frío extremo, verter agua hirviendo sobre la piel, taladrar las articulaciones, verter plástico fundido sobre espalda de la persona privada de libertad.

Una de las reivindicaciones logradas con esta campaña, en el plano de las Américas, es que en algunos países, como por ejemplo Argentina y Chile, este tema ha cobrado mayor auge, lo que ha despertado la preocupación por el cumplimiento de la justicia. Por ende, se ha avanzado con juicios de lesa humanidad, con sanciones para torturadores. Raúl Cubas agrega que incluso en Venezuela, aunque los logros son mínimos, por lo menos se ha podido hacer pública la situación de las torturas ocurridas en los últimos dos años. «El Comité de la ONU contra la Tortura, en noviembre del año pasado hizo recomendaciones y observaciones importantes para el caso de Venezuela. Todo esto contribuye a conseguir avances en la batalla por la erradicación de la tortura.»

AI ha iniciado campañas y acciones urgentes por personas que han sido torturadas, exigiendo se haga justicia con ellos y que sus torturadores sean debidamente procesados. Hoy, personas que han sido torturadas siguen tras las rejas, sin comparecer ante juicios objetivos o habiendo sido apresados sin razón. Los casos destacados por los que está trabajando actualmente son Yecenia Armenta, Wafae Charaf y Oussama Housne, y Muhammad Bekzhanov. Puedes saber quiénes son y cómo actuar para ayudarlos a conseguir justicia, siguiendo los vínculos en sus nombres. Gracias a las acciones de miles de personas alrededor del mundo, víctimas de tortura han conseguido justicia y han sido puestas en libertad.

Para acabar con la tortura, hay que realizar cambios judiciales y culturales, y debemos comprender que la tortura tiene víctimas y victimarios, pero los victimarios también son degradados por la tortura. El investigador Cubas destaca que «aquella persona que se convierte en torturador también se denigra y sufre consecuencias por el resto de su vida, porque muchos tienen problemas psicológicos. El torturador puede estar sentado a tu lado, puede ser un compañero de clase, de trabajo. No es un monstruo, es un ser común, pero por circunstancias de su vida o por la carrera que escogió, por la mala formación que pueda haber tenido, y por las políticas desarrolladas por los estados, se convierte en ese ser despreciable que tortura a otro.»

Aprende más sobre nuestra campaña y conoce las maneras que tienes para involucrarte en las acciones lanzadas por las víctimas de la tortura alrededor del mundo ingresando acá.

Por Alexandra Perdomo (@amnistia)




[1] Amnistía Internacional. 2014. Actitudes respecto a la tortura. Disponible en: https://www.es.amnesty.org/stoptortura/actitudes-respecto-a-la-tortura/
[2] Amnistía Internacional. 2014. Los países de la campaña. Disponible en: https://www.es.amnesty.org/stoptortura/paises-campana-stop-tortura/
[3] Amnistía Internacional. 2014. La tortura en 2014: 30 años de promesas incumplidas. London, Reino Unido. AI. Disponible en: https://www.es.amnesty.org/fileadmin/_migrated/content_uploads/a4000414.spa__Stop_TORTURE-Global_Overview_.pdf

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