Papeles en el viento; Eduardo Sacheri


Esta es la tercera novela que leo del autor argentino y, por ende, la tercera vez que afirmo lo mismo: Sacheri es un gran escritor. 

«La pregunta de sus ojos» (2005, su primera novela), base de una de las mejores películas del cine argentino de los últimos años, es una obra magnífica que se deja leer de un tirón. «Ser feliz era esto» (2014) es un lindo y entretenido relato que tampoco permite que lo abandones hasta terminarlo. Y «Papeles en el viento» (2011) me atrapó de la misma manera. 

Sacheri es un fanático del fútbol y hace que las alusiones al deporte, presente de forma consecuente en toda su narrativa, sean aceptadas alegremente, aún para quienes no somos aficionados. Eso es porque las hace parecer necesarias para explicar a sus personajes  —o a sí mismo. 

Esta novela es el relato de 4 amigos de la infancia, hinchas de Independiente, unidos por la pasión del deporte y los lazos inquebrantables de una hermandad que se crean entre hombres que comparten la infancia, las alegrías, las desdichas, las victorias de su equipo, los cambios, la rutina y hasta la muerte. 

El libro inicia con la muerte del «Mono», uno de los 4 amigos. Y lo que arrancamos a leer es la travesía de los 3 sobrevivientes por asegurar el futuro de «Guada», la hija que dejó el amigo perdido. Pero en ese proceso, conocemos de cerca al Mono, a Fernando (su hermano), Mauricio y el Ruso, entendemos el nivel y contraste de su amistad y somos testigos de cómo a algunos las circunstancias de la vida quizá los cambien demasiado. 

Sin embargo, por más distintos que puedan ser uno del otro en su vida adulta (un futbolista destinado al olvido que termina convirtiéndose en un ingeniero en sistemas exitoso sin quererlo, un profesor de lengua, un prestigioso abogado en ascenso y un experto en abrir negocios destinados a la quiebra), «Papeles en el viento» nos muestra que hay amistades que son para siempre, que aun si tambalean encontrarán su camino de vuelta. Este grupo de amigos se enfrenta a la pérdida de un pilar fundamental en su amistad y batallan por entender cómo pueden seguir unidos, faltando ese eslabón. 

La mejor parte es que lo descifran. Aunque el relato te hace hundirte en la tristeza e indignación al ver vestigios de una traición imperdonable, aunque te llena de frustración por las cosas que no salen bien, Sacheri te devuelve la alegría de vivir al resolver el camino para estos 3 amigos, el recuerdo del Mono y la vida de Guada.

Una novela que te saca carcajadas (al menos a mí, por la originalidad de algunos insultos, algo muy argentino), que te vuelve a la gravedad del asunto, que te mezcla el «hoy» de los personajes con el proceso de la enfermedad del amigo antaño, y que, les prometo, les resultará imposible dejar de leer hasta su conclusión. 

En resumidas cuentas: Eduardo Sacheri es una apuesta segura en la literatura.

Terminado de leer el 18-07-2020

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