Demian; Hermann Hesse



Demian (1919) es, hasta ahora, lo mejor que he leído de Hermann Hesse. Para mi gusto, supera arrolladoramente a su más aclamada novela, El lobo estepario.


La "Historia de la juventud de Emil Sinclair" es un viaje entre la niñez, juventud y adultez de su personaje y de todos los hombres.

Recorremos junto al personaje principal pasajes ya transitados, dolorosos en su momento, hasta llegar a ser agobiantes... El descubrimiento del mal, la angustia ante el triunfo de esta sobre el bien, la autocorrección, la moral, el pecado, la categorización de todas las cosas para imponernos las normas. La religión, la soledad, el dogma, las dudas, la fe, el hogar, la seguridad de la creencia en los padres.

Volamos a la juventud que se consolida como la cúspide del descubrimiento de nosotros mismos. Porque si no sabemos qué somos ni en qué creemos, jamás podremos perseguir aquello con lo que soñamos y que será la construcción de nuestra posterior felicidad –o al menos nos permitirá vivir en plenitud y equilibrio con nosotros mismos–. 

La presencia de Max Demian en la vida de Emil Sinclair es la que muchos, por fortuna, hemos tenido en la vida, esa guía que nos induce al razonamiento, al conocimiento de nosotros mismos, de lo que realmente pensamos, más allá del mundo y la masa, que nos invita a despojarnos de los miedos y las capas construidas desde nuestra infancia por otros para lograr conseguirnos a nosotros mismos, y es que, como apunta el autor, no hay camino más duro que el que nos lleva a conocernos completamente.

La igualdad entre los hombres es absoluta y debemos saber reconocernos en todos, pero también encontrar nuestro camino y distinguirnos de creencias y luchas. 

«Cuando odiamos a un hombre, odiamos en su imagen algo que llevamos en nosotros mismos», y es que justamente dentro de nosotros mismos «hay algo que lo sabe todo».

Una novela breve, una pequeña joya literaria que nos recuerda que la plenitud está en acercarnos a nosotros mismos, a sabiendas de que en el camino nos cruzaremos con nuestros demonios sin poder huir, teniendo que hacerles frente y aprendiendo a vivir con ellos, porque, de lo contrario, seremos presas del miedo.

Terminado de leer el 15/09/2019

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