El misántropo; Molière

Cuando Molière escribió esta obra, ya sufría de hipocondría, así que sabiendo esto se entiende bastante bien sus intenciones al expresar en «El misántropo» tanto desprecio por el género humano.

 

En este breve drama, escrito en 1666, el autor deja entender de forma muy explícita su desagrado por la sociedad que le rodeaba a través de su protagonista, Alcestes. Este último está lleno de inseguridades, dudas, desconfianza y celos; de esto último incluso pareciera estar orgulloso, al hacerlo saber a su enamorada, Celimea, a quien pone entre la espada y la pared constantemente para que, si es lo que siente, confiese su amor hacia él y desista de cualquier amistad con otro hombre por miedo a ser traicionado.

 

El misántropo no se permite amistades con nadie ni pretende ser políticamente correcto con ningún par, ya que para él toda relación social se mantiene con mentiras y esto es una falta grave al amor. «Mientras más se ama a alguien menos hay que adularlo; el verdadero amor se manifiesta en que nada perdona».

 

Y aunque las actitudes de Alcestes parezcan muy intensas y extremistas en algunos casos, en un par de materias lleva bastante razón, principalmente en aquellas referidas a las falsas amistades que pretenden comportarse en sociedad pero que, una vez el otro se ha dado vuelta, es capaz de hablar las peores cosas en detrimento de aquel.


«(…) que hay que mirarse mucho a sí mismo antes de pensar en condenar a los otros; que hay que tener la autoridad de una vida ejemplar para ponerse a corregir a la gente, y que aun así, vale más remitirse, en el caso, a aquellos a quienes el Cielo encomendó esa misión».


Breve, concisa y directa, otra obra de Molière que no debe ser pasada por alto.


Terminado de leer el 29/03/2021

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