Presos de conciencia

Aung San Suu Kyi, nacida en RangĂșn, capital de Birmania, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz (1991), el Premio Internacional SimĂłn BolĂ­var (1992), un doctorado honoris causa concedido por la Universidad de Oxford (1993), entre otros reconocimientos. Pero no fue sino hasta 2012 que pudo retirarlos, tras haber pasado mĂĄs de 15 años de su tercer periodo de prisiĂłn domiciliaria que en total sumaron 21 años. Aung San Suu Kyi, era hija de Aung San, un militar y destacado polĂ­tico birmano, Suu Kyi aprendiĂł a temprana edad el respeto por los otros y la importancia de defender los derechos, las libertades y la igualdad. Se diplomĂł en Oxford, trabajĂł en la ONU y fue profesora en la India. RegresĂł a Myanmar en 1988. Al llegar, participĂł en el «segundo combate en pro de la independencia nacional» inspirado en el ejemplo pacĂ­fico de Gandhi y conocida la revoluciĂłn espiritual que tiene como premisa el diĂĄlogo con el otro y la compasiĂłn por los humildes. La defensora basĂł su lucha en la reconciliaciĂłn de las etnias en su paĂ­s. AsumiĂł la direcciĂłn de la Liga Nacional para la Democracia, y fue sometida a arresto domiciliario por sus actividades polĂ­ticas. En 1990, la Liga Nacional para la Democracia ganĂł las elecciones pero las autoridades militares negaron los resultados. La UniĂłn Militar propusĂł a Suu Kyi irse del paĂ­s a cambio de su libertad, pero ella se rehusĂł, continuando su lucha desde Birmania. Estuvo detenida hasta 1995, mas su libertad solo durĂł unos años, ya que en 2000 fue arrestada nuevamente, hasta 2002. Fue puesta bajo arresto domiciliario una vez mĂĄs, el 30 de mayo de 2003, tras ser agredida cuando iba en una caravana por Depayin. En este incidente un nĂșmero indeterminado de personas murieron y decenas resultaron heridas[1]. En 2009 fue enjuiciada, cercana a cumplir su condena, y fue hallada culpable de violar las condiciones de su arresto domiciliario «despuĂ©s de que un hombre que no habĂ­a sido invitado pasara dos noches en su casa a principios de mayo. El tribunal condenĂł a Aung San Suu Kyi a tres años de cĂĄrcel, conmutados a 18 meses de arresto domiciliario, menos del mĂĄximo de cinco años de privaciĂłn de libertad permitidos por la ley»[2]. Finalmente, fue puesta en libertad en 2010. Es Embajadora de Conciencia de AmnistĂ­a Internacional (2009). Durante todos los años de arresto, Aung San Suu Kyi actuĂł acorde a sus convicciones, haciendo constantes llamados a la no violencia, a la defensa de los derechos humanos, a la no polarizaciĂłn.



Se considera «preso de conciencia» a toda persona encarcelada o sometida a otras restricciones fĂ­sicas por sus convicciones polĂ­ticas, religiosas o cualquier otro motivo de conciencia, asĂ­ como por su origen Ă©tnico, sexo, color, idioma, origen nacional o social, situaciĂłn econĂłmica, nacimiento, orientaciĂłn sexual u otras circunstancias, siempre que esa persona no haya recurrido a la violencia ni propugnado su uso [3].
El tĂ©rmino naciĂł en 1961, cuando el abogado britĂĄnico Peter Benenson, publicĂł en la prensa inglesa un artĂ­culo titulado «Los presos olvidados», en el que invitaba a los lectores a participar en una campaña por la liberaciĂłn de personas encarceladas por sus opiniones, a quienes denominĂł «presos de conciencia». Miles de personas respondieron a su llamado, dando asĂ­ nacimiento a AmnistĂ­a Internacional y su denominada «Campaña de AmnistĂ­a», la cĂșal fue publicada en una ediciĂłn del «Penguin Special» llamada «PersecuciĂłn 1961», en la cual se relatarĂ­a la historia de los que pueden considerarse los primeros presos de conciencia. Por ejemplo, Agostino Neto, poeta y mĂ©dico angoleño que abocĂł sus esfuerzos al mejoramiento de los servicios sanitarios para sus compatriotas, pero su lucha resultaba inaceptable para los gobernantes portugueses, y por esto fue azotado, sacado de su casa y arrestado —sin cargos— en junio de 1961 por la policĂ­a polĂ­tica. TambiĂ©n figuraba la historia del rumano Constantin Noica, filĂłsofo y profesor condenado a veinticinco años de prisiĂłn «porque mientras estaba “suspendido temporalmente”, sus amigos y alumnos continuaron visitĂĄndolo para escuchar sus plĂĄticas de FilosofĂ­a y Literatura[4]». Estos hechos daban cuenta de las fallas graves, por parte de los gobiernos, para respetar la libertad de pensamiento, conciencia y religiĂłn, tal como lo expresa los artĂ­culos 18 y 19 de la DeclaraciĂłn Universal de los Derechos Humanos (1945).

Una persona puede convertirse en preso de conciencia para AmnistĂ­a Internacional por motivos como:
  • Su participaciĂłn en actividades polĂ­ticas no violentas como tomar parte en las labores de desarrollo de una comunidad.
  • Pertenecer a un grupo minoritario que lucha por su autonomĂ­a.
  • Insistir en observar prĂĄcticas religiosas que no aprueba un Estado.
  • Llevar a cabo actividades sindicales como participar en huelgas o manifestaciones.
  • El pretexto que han cometido un delito aunque en realidad solo han criticado a las autoridades.
  • Escribir artĂ­culos alarmando sobre violaciones que se estaban cometiendo en sus paĂ­ses.
  • Negarse a prestar el servicio militar por motivos de conciencia.
  • Resistirse a utilizar la lengua oficial de un paĂ­s.
  • Que un familiar sea un opositor del gobierno o por el hecho de vivir en un pueblo determinado.[5]

Jacinta Francisco Marcial, una Ă­ndigena mexicana, madre de 6 hijos, fue acusada de secuestrar a 6 agentes de la Agencia Federal de InvestigaciĂłn (AFI) en QuerĂ©taro, el 26 de marzo de 2006. Ella, junto a otras 2 mujeres, fueron encarceladas y condenadas a 21 años de prisiĂłn. Jacinta habĂ­a sido acusada falsamente y AmnistĂ­a Internacional la declarĂł presa de conciencia, tras concluir que no existĂ­a ninguna prueba contra ella y que habĂ­a sido arrestada, procesada y condenada por ser una mujer indĂ­gena pobre. En septiembre del 2009, Jacinta, de 49 años y habiendo cumplido 3 años en prisiĂłn, fue liberada, Kerrie Howard, directora adjunta del Programa para AmĂ©rica de AmnistĂ­a Internacional[6] dijo: “El gobierno mexicano finalmente reconociĂł que nunca hubo evidencia que justificara el juicio y sentencia de Jacinta a 21 años de prisiĂłn bajo cargos de secuestro”.

AcciĂłn Urgente
La tĂ©cnica con la que contaban, para entonces, los miembros de AI para proteger los derechos humanos de los presos de conciencia, era tratar de identificarles y exigir su liberaciĂłn, pero era normal que esto tardase semanas o meses. Pero en 1973, el profesor brasileño Luiz Basilio Rossi, abogado, acadĂ©mico y activista polĂ­tico en la Universidad de Sao Paulo, desapareciĂł al ser capturado por las fuerzas de seguridad de Brasil, era conocido que la dictadura operante en Brasil torturaba a presuntos «subversivos y subversivas» durante las primeras 48 horas de la detenciĂłn, la acciĂłn debĂ­a der Urgente. La esposa de Rossi contĂł que «las fuerzas de seguridad habĂ­an rodeado su casa, cogieron a su marido para llevarlo a un lugar desconocido, y cortaron los cables del telĂ©fono para que nadie pudiera reportar la detenciĂłn o buscar ayuda. Desesperada, garabateĂł los detalles, hizo una bola con la hoja de papel y la arrojĂł sobre la cerca de un vecino. Este informĂł al sacerdote local, que pasĂł los datos a la oficina del arzobispo de Sao Paulo, Ernesto Arns. Su oficina transmitiĂł la informaciĂłn a la Universidad CatĂłlica de Lovaina, BĂ©lgica, un centro de la TeologĂ­a de la LiberaciĂłn catĂłlica progresista. AllĂ­, algunos teĂłlogos jĂłvenes que conocĂ­an AmnistĂ­a Internacional –no era algo tan normal en esos dĂ­as– enviaron la informaciĂłn a Londres».[7] AsĂ­ iniciĂł la primer “AcciĂłn Urgente” de la organizaciĂłn en favor del profesor Rossi, que no cesĂł hasta su liberaciĂłn.


Se desconece la cantidad de presos y presas de conciencia en el mundo, estos estån en manos de los gobiernos. Algunos son personalidades destacadas, conocidas en el mundo político o defensores de los derechos humanos, sin embargo, los olvidados, la gran mayoría son hombres, mujeres e incluso niños y niñas, procedentes de todos los sectores sociales. Por cada caso de preso de conciencia que conocemos, hay muchos mås detrås que permanecen en el anonimato.

Por Alexandra Perdomo y Lexys RendĂłn (@amnistia)




[1] AmnistĂ­a Internacional. (15 de noviembre de 2010). Myanmar debe excarcelar a todos los presos de conciencia tras dejar en libertad a Aung San Suu Kyi. Disponible en: http://www.amnistia.org.ar/noticias-y-documentos/archivo-de-noticias/aung-san-suu-kyi
[2] RNV. (19 de agosto de 2009). Myanmar: Nueva condena contra Daw Aung San Suu Kyi es "vergonzosa". Disponible en: http://www.rnv.gob.ve/index.php/myanmar-nueva-condena-contra-daw-aung-san-suu-kyi-es-vergonzosa
[3] AmnistĂ­a Internacional. (s. f.). Presos de conciencia - ¿QuiĂ©nes son? Disponible en: https://www.es.amnesty.org/temas/presos-de-conciencia/quienes-son/
[4] Benenson, P. (1961). The Forgotten Prisioner. The Observer (Londres) Disponible en: http://www.amnistiacatalunya.org/edu/2/ai/benenson1961.html
[5] AmnistĂ­a Internacional. (s. f.). Los presos de conciencia. Disponible en: http://www.amnistiacatalunya.org/edu/pdf/carpeta1/e-c1-1-pc.pdf
[6] Amnistía Internacional. (18 de septiembre de 2009). Liberan a mujer indígena encarcelada injustamente durante tres años por falsos cargos en México. Disponible en: http://amnistia.org.mx/nuevo/info/jacinta/
[7] AmnistĂ­a Internacional. (s. f.). El 40 aniversario de la Red de Acciones Urgentes. Disponible en: https://www.es.amnesty.org/rau/el-40-aniversario-de-la-red-de-acciones-urgentes/

No hay comentarios:

Publicar un comentario