Mortalidad materna: el Estado venezolano no garantiza seguridad de la mujer durante el embarazo

Diariamente, casi 830 mujeres mueren en el mundo por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto[1].

«Según un informe publicado en 2015 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mortalidad materna en Venezuela había aumentado hasta las 110 muertes por cada 100.000 nacidos vivos. La cifra era significativamente superior a la media de la región americana: 63 muertes por cada 100.000 nacidos vivos[2]».

¿A qué se debe que Venezuela tenga una cifra tan alta de mortalidad materna? Según el gineco-obstetra Enrique Abache, director médico de la Asociación Civil de Planificación Familiar (PLAFAM) son varias las razones. «Primeramente, la falta de planificación familiar. El acceso no es el adecuado, las personas no tienen la oportunidad de consultar su planificación, no se les instruye para hacerlo, cosa que agrava la situación sobre todo para las poblaciones más vulnerables, como lo son los jóvenes y las personas de escasos recursos económicos».

Las muertes maternas son, en su mayoría, evitables. Pero para ello se requiere que la mujer tenga acceso a un buen control prenatal, a una atención especializada y calificada durante y después del parto. En nuestro país, según el doctor Abache, tan solo 3 de cada 10 mujeres controlan el embarazo durante su proceso de gestación. Hablamos de una mayoría que no se controla y que, por ende, desconoce los riesgos a los que está sometida.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), algunos de los factores que impiden que las mujeres reciban o busquen atención prenatal son:
  • la pobreza;
  • la distancia;
  • la falta de información;
  • la inexistencia de servicios adecuados;
  • las prácticas culturales[3].

Otra razón es la crisis sanitaria que se presenta en el país, en cuanto a insumos médicos para el tratamiento de mujeres embarazadas que puedan estar en riesgo. Enrique Abache, quien trabajó durante 38 años en la Maternidad Concepción Palacios —la más grande del país y una de las más grandes en toda América Latina—, explica que las principales causas de muertes maternas son las hemorragias, los problemas de tensión arterial por el embarazo y las infecciones, de las cuales todas ameritan una atención rápida y eficiente. Pero cuando una mujer embarazada se presenta en un hospital que no tiene los insumos necesarios para atender su emergencia, entonces tanto su vida como la de su feto corren peligro. A esto se suma la falta de vitaminas básicas que debe consumir la embarazada, como el ácido fólico, por ejemplo, que evita que el bebé nazco con defectos graves del tubo neural, o vitaminas que ayudarán a mantener la buena salud de la madre.

La falta de acceso a anticonceptivos en Venezuela es un punto de preocupación generalizado, por cuanto incrementa las probabilidades de embarazos que, en muchos casos, podrían terminar en abortos practicados de forma insegura. En cuanto a este respecto, PLAFAM señala:
La morbimortalidad materna por aborto inseguro es un problema de salud pública relacionado a la falta de acceso a anticonceptivos del que no se tienen referencias. Según estimaciones de la Sociedad Venezolana de Obstetricia y Ginecología para el 2010 más del 16% de las muertes maternas se relacionaban con el aborto inseguro[4]. En una investigación local, el 17% de las participantes reportó que sus embarazos terminaron en abortos[5]. En la norma oficial se reconoce su relación con falta de prevención de embarazos indeseados así como el sub-registro originado por la restricción legal. Esta condición de penalización unida a una cultura de estigmatización hacia las mujeres en procesos de abortos las expone aún más dado que los proveedores de salud suelen postergar su atención cuando llegan a ser atendidas en los centros de salud. El Estado venezolano ha recibido recomendaciones para la revisión de estas leyes en exámenes previos[6].
En el caso de los abortos, las mujeres mueren comúnmente por hemorragias causadas por perforaciones en el útero o por infecciones severas, que no son tratadas con la rapidez necesaria en centros de atención médica.

El Estado debe centrar sus esfuerzos en educar tanto a mujeres como médicos en el debido cuidado y atención del embarazo. Si una embarazada no es capaz de reconocer los problemas que puedan presentarse para así poder buscar ayuda, su vida corre mucho más peligro; si esta no es capaz de reconocer el riesgo, es porque, probablemente, no ha recibido instrucción de ningún tipo.

En la materia de muerte materna se maneja el concepto «demoras», que según el doctor Abache consiste en 3 momentos:
  1. La paciente no ha sido instruida y por consiguiente no tiene la capacidad para reconocer los episodios de riesgo.
  2. La paciente conoce la situación de riesgo busca cómo ir al centro de salud, pero se le complica porque no tiene carro, o está muy lejos del hospital, o porque el episodio se presenta en la noche y, debido a la inseguridad, prefiere esperar a que amanezca. El tiempo perdido en este caso es muy grave.
  3. La paciente llega al hospital y no es atendida con la rapidez que amerita o no tienen los insumos para atenderla eficaz y efectivamente.
Muchas otras mujeres no mueren durante el parto, sino después. La preeclamsia es una de las principales razones de muerte postparto, ya que al no atacarse con rapidez y eficiencia, es irreversible. También se presentan cuadros de hipertensión, edemas, entre otras complicaciones, y la madre pasa mucho tiempo antes de ser atendida en un centro con todo lo que se necesita para ella. Y este tiempo es vital para la mujer, porque no es solo la tensión arterial, por ejemplo, lo que se está comprometiendo sino los factores de la coagulación sanguínea, lo que deriva en hemorragias y otras complicaciones, causando la muerte de la mujer por falla orgánica múltiple, ya que falla el riñón, el hígado, el corazón o el cerebro.

Responsabilidades del Estado

El Estado debe asegurar el acceso a la planificación familiar, para así evitar embarazos no deseados o a muy temprana edad. También debe garantizar el acceso continuo a la población de todos los métodos anticonceptivos. Por otra parte, es necesario que el Estado suministre de forma constante a los hospitales y maternidades de todos los insumos necesarios. Sin los insumos adecuados, es imposible disminuir la cifra de muertes.

El Estado también debe asegurarse de capacitar a médicos para mayor y mejor control de casos de riesgo. Para el doctor Enrique Abache, en el país hacen falta más anestesiólogos, neonatólogos y terapistas intensivos, todos necesarios para la atención inmediata de la mujer durante el embarazo, en el parto o después del mismo.

Abache considera que se debe sistematizar la atención médica. «Se necesitan más maternidades especializadas en alto riesgo y médicos más capacitados. Que el doctor entienda que si él está en el nivel 1 de atención y a su consulta prenatal le llega una mujer hipertensa, obesa o con antecedentes fetales anteriores, no la puede seguir controlando en ese nivel; debe enviarla a un sitio de alto riesgo para que ella, desde el principio, esté bien conducida. No se puede esperar hasta el final para mandarla con una preeclamsia grave o con una diabetes descompensada y entonces muera. El médico es fundamental para evitar demoras en la atención».

Por la falta de maternidades especializadas en alto riesgo, muchas veces las existentes se ven sin espacios. Por ejemplo, el doctor Abache explica que en oportunidades la Maternidad Concepción Palacios se encuentra atiborrada de pacientes de bajo riesgo que pudieran ser atendidas en otros centros, a la vez que llegan otras referidas de toda Venezuela, ya en estados críticos, con hemorragias o problemas de hipertensión.

El Estado debe asegurarse de que los centros médicos especializados sean suficientes para atender todos los casos que puedan presentarse, además de tener todos los suministros necesarios para dar respuesta a emergencias.

En síntesis, es obligación del Estado garantizar el acceso a la planificación familiar,  la capacitación de proveedores de salud que puedan reconocer el riesgo, dotación de insumos para hospitales, acceso a métodos anticonceptivos, y personal médico capacitado para atender casos de riesgo en el embarazo.

Mientras el Estado no cumpla con lo expuesto, las cifras de mortalidad materna en el país seguirán estando por encima de la media en la región americana.  Por cada 100 mil nacidos vivos, 110 mujeres venezolanas mueren; sin sumar aquellas que mueren por la práctica no segura de aborto.


Por Alexandra Perdomo (@amnistia)




[1] OMS. (11/2015). Mortalidad materna — Datos y cifras. Disponible en: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs348/es/
[2] Amnistía Internacional. (2016). Informe 2015/16 Amnistía Internacional. La situación de los derechos humanos en el mundo. Disponible en: https://www.amnesty.org/es/latest/research/2016/02/annual-report-201516/
[3] OMS. (11/2015). Mortalidad materna. Disponible en: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs348/es/
[4] Citado en Fernández, Hisvet. (2010). La despenalización del aborto, una deuda entre tantas, con las mujeres. Disponible en: http://www.derechos.org.ve/2010/10/10/opinion-la-despenalizacion-del-aborto-una-deuda-entre-tantas-con-las-mujeres/
[5] PLAFAM-CENINVEST. (2014). Citada.
[6] MESECVI. (2014). Informe de Implementación de las Recomendaciones del CEVI Segunda Ronda; Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (2015) Informe de Observaciones Finales del 3er Examen Periódico de la República Bolivariana de Venezuela.

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