El nombre del viento, de Patrick Rothfuss
La
recomendación fue de Andrea y, como suele pasar con las cosas que ella me
recomienda, acertó. El libro me atrapó desde la primera página hasta la última
lÃnea. No suelo maravillarme ante las fantasÃas, pero con este libro pasa algo
distinto. Lo que más me gustó es la construcción y desarrollo de su protagonista,
que, aun sufriendo mucho, no solo logra seguir andando, sino que logra
encontrar personas que le aprecien por quien es.
Si bien
difieren en cuanto al heroÃsmo, Kvothe (el protagonista de esta novela) me
recordó, por su melancolÃa, pesar, dolor, angustia y esa destacada cualidad de
no dejar de caminar a pesar de todas las piedras en el camino, aunque no sepan
bien por qué seguir, a los protagonistas de Murakami. SentÃa la misma oscuridad,
pero a la vez la misma ternura y compasión.
No creo
haberlo leÃdo tan rápido como se merecÃa, porque lo cierto es que la historia
atrapa. Solo que mi viaje en autobús se acortó considerablemente (aprovechaba
mucho el trayecto para leer) y otras obligaciones no me dejaban dedicarle el
tiempo que querÃa.
El autor despliega sus habilidades de forma maestra con idiomas, culturas, costumbres y tradiciones creadas para la obra. Siempre he pensado que alguien que es capaz de elaborar esa serie de elementos para una novela tiene una creatividad no solo admirable sino eterna.
Lo único
malo de todo esto es que el libro tiene una segunda parte. Quedé en la que
consideraba la cresta de la ola y ahora no sé cómo sigue la historia de
Kvothe... Y si quiero cumplir mi propósito literario (que dudo pueda terminar
antes del fin de año) tendré que postergar la segunda parte unos cuantos meses.
Sin
embargo, el reencuentro con Kvothe es seguro.
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