Registros de tortura en la historia de nuestro cuerpo

La importancia de los profesionales vinculados al trabajo forense es fundamental al momento de documentar los casos de tortura. De allĂ­ la necesidad de que estos estĂ©n formados y preparados para poder identificar, registrar y documentar cuando están ante la presencia de vĂ­ctimas de crueldad, inhumanidad, degradaciĂłn  y malos tratos. Los pasos para la realizaciĂłn de un procedimiento efectivo están integrados en el Protocolo de Estambul (tema tratado en este artĂ­culo).
En el proceso de identificación y documentación de casos intervienen profesionales en áreas como medicina, odontología, antropología, psicología, derecho penal, criminología y otras especialidades que enriquecen y complementan la ciencia forense. La antropología, por ejemplo, aporta hallazgos y datos importantes a este proceso desde el área de la arqueología.
Francisco Fernández, antropĂłlogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en una entrevista concedida, asegura que uno de los aspectos más importantes de la antropologĂ­a, desde el área de la antropologĂ­a fĂ­sica, es la identificaciĂłn de individuos. Cuando cuerpos que han sido torturados son escondidos o enterrados en fosas comunes, el trabajo del antropĂłlogo consiste en recolectar la informaciĂłn premortem y contrastarla con lo recuperado, gracias a la capacidad del cuerpo humano de contar su historia, de albergar datos intransferibles que permiten a los expertos conocer la identidad del individuo. 
Este trabajo se realiza a travĂ©s de tĂ©cnicas especializadas, como por ejemplo la osteomĂ©trica, en caso de restos oseos, o la antropometrĂ­a, para poder comparar con radiografĂ­as, identificaciĂłn del sexo, las medidas del cuerpo o las lesiones previas que puede manifestar, “ya que todos los cambios que sufre nuestro cuerpo quedan registrados, por eso decimos que tiene su propia historia.” El trabajo del antropĂłlogo —en el área forense— es, justamente, recuperar esa historia. SegĂşn el profesor Fernández, la arqueologĂ­a forense debe cumplir dos objetivos en el proceso de documentaciĂłn de casos de tortura, a saber: 1) individualizar los restos encontrados; 2) hallar evidencias que vayan contra el autor material de los hechos.
Como antropĂłlogo forense, Francisco Fernández participĂł, en calidad de experto, en las exhumaciones realizadas inicialmente en el año 1991 para recuperar los cuerpos que se encontraban en la fosa comĂşn de la Peste (Cementerio General del Sur), producto del Caracazo (27 de febrero – 3 de marzo de 1989) y despuĂ©s, durante la segunda etapa del proceso, que consistiĂł en la recuperaciĂłn por parte del Ministerio PĂşblico, para el proceso de identificaciĂłn y construcciĂłn de base de datos formal de todos los cuerpos recuperados. Gracias a este trabajo que realizĂł todo un grupo de expertos, las vĂ­ctimas del Caracazo podrán tener un rostro y un nombre en un futuro no muy lejano.
Si bien la tortura se creĂ­a olvidada entre la sociedad civil y se habĂ­a dejado de lado esta práctica mĂ©dico-legal, el AntropĂłlogo considera que “con todos los acontecimientos ocurridos en nuestro paĂ­s en estos Ăşltimos 2 años, nos hemos visto en la necesidad de retomar este proceso de documentaciĂłn que permitirá, en algĂşn momento, llevar los casos a los tribunales correspondientes”.
Sabiendo que el Protocolo de Estambul no es ni siquiera medianamente conocido ni aplicado en Venezuela, Fernández destaca la importancia de formar a los profesionales que intervienen en el proceso forense, para documentar posibles casos de tortura, en los principios del Protocolo, con el fin de complementar la recopilaciĂłn de informaciĂłn. Además, considera que esto ayudarĂ­a a que “aquel que ha sufrido tortura se sienta apoyado”, ya que “el profesional tendrá las herramientas para poder hacer la parte legal que le pueda corresponder en un momento dado”.
La formación de expertos en el Protocolo de Estambul ayudará a terminar con la impunidad en los casos de tortura.
Hacer valer los derechos humanos no es una labor individual.
Por Alexandra Perdomo (@amnistia)

No hay comentarios:

Publicar un comentario